Editorial: Editorial Bruguera S.A.
Páginas: 444
Fecha de publicación: 3ª edición, abril 1984 (1ª publicación 1966)
Uno de los protagonistas destacables que transita las páginas de este diario es, sin duda, el ambiente descrito por la autora. Nos habla de un París en todo su esplendor artístico y literario, una visión personal que se relaciona directamente con su ansia de intelectualidad, es decir, de libertad.
Anaïs Nin empezó la escritura de su diario cuando contaba con once años de edad, y fue a bordo del barco que la conduciría a Estados Unidos donde trazó los primeros renglones de las 15.000 páginas que llegaría a mecanografiar.
«El diario empezó como diario de viaje, en el cual se consignaba todo para que pudiera ser leído por mi padre. Era una carta a mi padre para que pudiera seguir nuestros pasos en tierras extrañas, para que supiese de nosotros. También sería una isla en la cual refugiarme cuando estuviese en país extranjero, y en él podía escribir en francés, pensar mis pensamientos, aferrarme a mi alma, a mí misma».
Anaïs Nin sólo contaba con once años, pero a partir del momento en el que sucumbió a los placeres de la pluma siempre llevaría el diario consigo, de modo que pudiera escribir allá donde mejor le pareciera o mayor fuera la urgencia de expresarse.
En 1931, cuando vuelve de Estados Unidos, después de abandonar su trabajo de modelo y bailarina de ballet español, se instala en un pueblo cerca de París. 1934 sería el año en el que concluiría su redacción, después de un suceso trágico que, a estas alturas y dado lo poco que conozco aún de la autora, ignoro el grado de repercusión que tendría en su vida, pero que, en cualquier caso, me pareció estremecedor.
A lo largo de estas páginas nos hablará de sus complejas relaciones con el escritor norteamericano Henry Miller y su segunda mujer, June, con el actor y dramaturgo francés Antonin Artaud y con el psicoanalista vienés, discípulo de Sigmund Freud, Otto Rank, y relacionará la atracción que sentiría por estos hombres con el abandono de su padre.
Cabe subrayar su empeño por registrar la verdad a toda costa, por descubrirla al mundo y, lo más importante, a sí misma. A estas alturas, en el principio de la obra en el que me hallo, da la sensación de que su ansia de búsqueda y de nombrar las cosas responde a la necesidad de desenmascarar a su padre a quien retrata como a un hombre falso y carente de honestidad, colocándose de este modo en las antípodas de lo que él, desde su punto de vista, representa. Así mismo, sorprende poderosamente la ambigüedad en la relación que une a padre e hija y la sinceridad con la que habla al respecto.
Es una autora más que recomendable, no sólo por los hechos que narra, o por el ambiente parisino o por sus relaciones más o menos complejas, sino por lo exquisito de su prosa y la precisión de los perfiles psicológicos que detalla.
2 COMMENTS
UTLA
4 años agoEstimada Montse,
Me encantan estas recomendaciones y aún mucho más la manera que tienes de describírnoslas.
Un abrazo. ^_^
Montse González de Diego
4 años ago¡Muchas gracias, Utla! Encantada de verte por aquí. Un abrazo.