




Al fin, después de dos años sin celebrar Sant Jordi, el grupo Letraheridos nos hemos reunido como cada dos sábados en la calle Calabria para seguir compartiendo libros.
En este día tan esperado, además, dimos la bienvenida a un amigo invisible, que dejó una pila de libros envueltos sobre la mesa del rincón, regamos la amistad que nos une, ya por cinco años, con vermut, leímos historias o fragmentos en un micro abierto y, como suele ocurrir cada vez que nos reunimos, mantuvimos conversaciones inolvidables.
Y todo ello, a pesar de o gracias a una lluvia que no nos mojó, contemplada desde el lado privilegiado del cristal.
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